martes

Añoranza y felicidad


Llevaba varios días indagando en mi mente, pensando cómo podía empezar este artículo. Dicho texto debía tratar sobre algunos placeres de nuestra vidao recuerdos que nos lleven a la tristeza, sin embargo he decidido no decantarme por ninguna y llevar a cabo las dos cuestiones.

Por fin me vino la inspiración. El otro día cuando llegué a casa, mi padre, como siempre, me preguntó cómo me había ido en el colegio y al mismo tiempo se dirigía a mí con una mirada que inspiraba añoranza y a la vez tristeza. En ese momento me dijo: “Cómo te pareces a tu abuelo”. Me resultó raro que dijera eso, pues nunca antes lo había mencionado aunque sí que había hecho algunas referencias a él en varias ocasiones. Nunca conocí a mi abuelo ya que falleció mucho antes de que yo naciera.

Tras analizar lo que me dijo mi padre me entró bastante pena e incluso me entraron ganas de llorar y me hice esta pregunta a mí misma ¿se puede echar de menos y estar triste por alguien que nunca has conocido? Estuve bastante tiempo pensando en esa cuestión, pues se supone que se necesita ausencia para valorar la presencia. Pero ¿ qué pasa si nunca has tenido “ esa presencia”?. Seguí pensando y buscando en mi mente la posible respuesta a esa cuestión. Tras mucho tiempo indagando  llegue a la conclusión de que no echo de menos a mi abuelo, aunque  dicha conclusión me pareció en un principio triste e incluso un poco egoísta. Sin embargo encontré las cosas que  hacían que me pusiera triste cada vez que pesaba en él y que por tanto me creaban esa sensación de añoranza. Esas cosas a las que me refiero son la curiosidad, la intriga y sobre todo las ganas de haberlo conocido. Pienso en cómo sería mi vida si lo hubiera tenido a mi lado, si  lo hubiera visto en mi día a día…Aún así todo lo que sé de él y todas las referencias a su persona son buenas y estoy segura de que era una bellísima persona y que hubiera sido un claro referente a tener en cuenta en mi vida. Por ello al principio del artículo comentaba que no me iba a decantar por una alternativa u otra, puesto que aunque no lo haya conocido y eso me provoque pena, todo lo que conservo de él son cosas buenas y eso es con lo que me quedo. Con todo eso me gustaría finalizar comentando que dentro de todas las cosas malas, habrá alguna buena por ínfima que sea, por ello no solo debemos ver el lado negativo y triste de las cosas, sino que debemos buscar hasta encontrar por fin aquello nos produzca felicidad y alegría.


lunes

Guión de los sentidos

Guión cinematográfico sobre los sentidos


Entrando ya en el tercer trimestre he decidido publicar esta entrada en la que iremos añadiendo nuestros progresos en la elaboración del guión cinematográfico sobre los sentidos. Buscando por la red he encontrado este vídeo que explica de forma clara y sencilla cómo podemos crear nuestro propio guión. En las próximas semanas aportaré mas información. 




EXPERIENCIA: Saber que estamos hablando



“Saber que estamos hablando”. Cuando estaba leyendo la lista con las distintas experiencias ésta no me pareció nada interesante, pues se trata de algo tan normal y cotidiano como es la comunicación.  Sin embargo le eché otro vistazo a la lista y decidí decantarme por esta.

Los personas somos seres sociales por ello tenemos la necesidad de comunicarnos con el resto. La comunicación constituye el elemento más importante en el desarrollo de las relaciones que establecemos en nuestra vida. Pero nunca os habéis preguntado ¿Cuántas veces nos percatamos de que estamos hablando?


Si nos fijamos la mayoría de las veces que entablamos conversación con alguien lo hacemos de forma inconsciente, pues como hemos dicho comunicarnos es fundamental y necesario.

Esta mañana estaba en el coche con mi madre y pensé que ésta era una ocasión perfecta para llevar a cabo mi experiencia. Antes de decir nada anduve buscando las palabras adecuadas para iniciar mi conversación, posteriormente quité la música y me dispuse a ello.


Durante el primer momento analicé cada palabra que pronunciaba e incluso tenía que quedarme callada un rato para pensar qué podía decir. Sin embargo, conforme la conversación se fue desarrollando no pensaba en mis palabras puesto que estaba prestando atención a lo que mi madre me contaba, no a lo que yo debía decir.

Después me puse a prueba con mi hermano, para ver si ocurría lo mismo y efectivamente volvió a suceder. En este caso al principio de la conversación incluso tuve que permanecer en silencio más tiempo pensando en mis palabras, pero finalmente acabé sin darme cuenta de que estaba hablando.

Con esto podemos llegar a la conclusión de que no podemos controlar una conversación, resulta imposible analizar cada una de las palabras que salen de nuestra boca, ya que no solo tendríamos que concentrarnos en nuestras palabras sino en las del receptor también. Debemos dejarnos llevar por nuestras emociones y dejar fluir la conversación, si pensáramos en todo lo que decimos la comunicación no sería una necesidad sociable del ser humano sino un mero proceso que impediría la expulsión de nuestros sentimientos: resulta imposible hablar si pensamos en ello.

El sentido del olfato


EL OLFATO

Los sentidos son el mecanismo fisiológico de la percepción, y permiten percibir lo que está a nuestro alrededor, así como determinados estados internos del organismo.

En esta entrada nos centraremos en el sentido del olfato. Como sabemos el olfato es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Probablemente el olfato es el sentido más antiguo y está mucho más desarrollado en los animales ya que a través de él encuentran su alimento, detectan sus depredadores y ubican su hábitat.









El sentido del olfato es el encargado de captar los olores que nos rodean, convertirlos en impulsos nerviosos y transmitirlos al cerebro para que los interprete.

En la parte interna de la nariz, es decir, en las fosas nasales, se encuentra la mucosa olfativa o pituitaria, de la que sale el nervio olfativo.

Los cuerpos que producen olor desprenden una serie de partículas que entran por la nariz se pegan en la mucosa del interior y se transforman mediante una reacción química en impulsos nerviosos que a través del nervio olfativo llega al cerebro. El cerebro reconoce la sustancia que olemos.

El olfato es el primero en advertirnos de un peligro como el humo de un incendio o las emanaciones de gases peligrosos. Es algo que no vemos pero que en pocos minutos puede ser letal. A este sentido nunca se le ha dado mucha importancia, pero nos permite distinguir entre 2000 y 4000 olores distintos.

Este sentido interviene de manera decisiva en nuestras experiencias: crecemos relacionando algunos olores con emociones. De ahí que haya olores que pueden evocarnos una situación pasada con mucha mayor exactitud e intensidad que la vista o el oído.

jueves

E de la evolución de Darwin


En esta entrada comenzamos haciendo referencia al libro “El escarabajo de Wittgenstein y 25 experimentos mentales más”, que recopila los 26 experimentos más interesantes a lo largo de la historia. Concretamente vamos a centrarnos en uno de sus capítulos: E de la Evolución de Darwin.

En este capítulo Darwin, tras dar por concluido su estudio sobre el principio de selección en los humanos, se pregunta si sería posible que dicho principio pudiera aplicarse también a la naturaleza.

Comenzamos por la observación, donde Darwin tras hacer referencia a las jirafas y la longitud de su cuello, toma como ejemplo el caso de un lobo que caza por instinto. Suponiendo que el lobo estuviese apurado por la comida en determinadas ocasiones, llega a la conclusión de que los más ágiles y veloces de dicha especie tendrían más probabilidades de sobrevivir, y por tanto de reproducirse.


Sin embargo detectamos un pequeño fallo, en el que se cuestiona la posibilidad de que este tipo de rasgos (velocidad y agilidad mencionadas anteriormente) puedan transmitirse, ya que la naturaleza tiende a “difuminar”. Lo que viene a explicar con este concepto es que la naturaleza no resalta ni fomenta dichos rasgos  aunque sean ventajosos, al revés, terminarán por desaparecer como fruto inevitable del cruzamiento.
Pero esto no significa que la evolución este muerta. En ediciones posteriores de “El origen de las especies” Darwin matizó que el énfasis cambia de un efecto individual hacia un efecto más colectivo. Es decir, observando a las especies en grupo se percató de que los rasgos que poseen algunos individuos para conseguir alimento más rápidamente serían heredados y así las comunidades a las que pertenecen dichos individuos aumentarían.

Con este experimento Darwin mejoró su teoría, de hecho la teoría tuvo que evolucionar para sobrevivir.

Reflexionando sobre este capítulo podemos deducir que lo que Darwin viene a explicarnos es que las características comunes de las distintas especies las heredaran sus descendientes; sin embargo las características que sean diferentes o individuales irán modificándose hasta convertirse en característica de efecto más colectivo.  Resulta interesante cómo la propia naturaleza puede influir de manera tan significativa en la evolución de una determinada especie, por lo que podemos afirmar que el entorno es un factor fundamental en el desarrollo de cualquier individuo.

miércoles

Sentidos


Nigel es el protagonista de todos los vídeos que hemos visto en clase sobre los sentidos. Observamos que al principio de cada video realiza una comparación de los sentidos entre los animales y los seres humanos, después pasa a analizarlos explicando cómo funcionan nuestros órganos sensoriales ante determinados estímulos y por qué ejercen tanta fuerza sobre nosotros y por último ofrece una serie de experimentos donde pone a prueba la eficacia de los sentidos.
A continuación pasaremos a hacer una recopilación de la información recogida en clase sobre cada sentido. Comenzaremos por el olfato:

OLFATO

En el sentido del olfato resulta ridículo comparado con otros animales, puesto que en los humanos la expresividad facial prevalece. Nuestra nariz es más pequeña por lo que los receptores del olfato son menos numerosos, mientras que en otros animales como los perros poseen un hocico muy grande y desarrollado.

El olfato es una herramienta útil que nos ayuda a mantenernos alerta ante situaciones peligrosas. No todas las personas toleramos los olores de la misma manera, conforme vamos creciendo nuestra sensibilidad respecto a un olor va cambiando. Resulta interesante cómo a los bebes no les desagrada ningún olor. Además según nuestras experiencias vividas los olores nos hacen sentir bien o mal influyendo en nuestro estado de ánimo.

Con esto podemos deducir que el sentido del olfato está completamente vinculado con las zonas del cerebro donde se estimulan las emociones, es decir, con el sistema límbico.

Como ya hemos dicho,  un mismo olor afecta a las personas de forma distinta. El experimento que podríamos llevar a cabo respecto a eso es comparar la reacción ante un mismo olor en bebés y en adultos.




GUSTO

Los humanos poseemos un sentido del gusto muy variado ya que solemos comer de todo. De pequeños no somos muy tolerantes a los sabores amargos porque están relacionados con plantas venenosas.

Este sentido también está vinculado a nuestras experiencias: cuando comemos algo que no nos sienta bien lo evitamos porque nos produce rechazo. El cerebro asocia la comida y la sensación que nos produjo repugnancia evitando que nos suceda otra vez lo mismo.

El olfato también juega un papel importante en el sentido del gusto. Para distinguir los sabores utilizamos el sentido del gusto, sin embargo, el sentido del olfato está estrechamente ligado a la identificación de sabores. El centro del gusto y del olfato combina su labor para identificar qué alimento tenemos en la lengua. Por ejemplo, cuando tenemos la nariz congestionada no saboreamos la comida como lo hacemos habitualmente.

Como experimento podemos pintar nuestra lengua para observar nuestras papilas gustativas. Un supercatador es una persona que posee un gran número de papilas gustativas en su lengua y por eso mismo tiene una mayor intensidad del gusto.



OÍDO

El sentido de la audición está comprendido por el oído y conforma los órganos de equilibrio y audición.

Es uno de los sentidos que más afecta a nuestras emociones. Esto podemos apreciarlo en una actividad tan cotidiana como escuchar música, resulta increíble cómo una canción puede cambiar automáticamente nuestro estado de ánimo. Factores como el ritmo y el volumen de la canción intervienen, ya que condicionan la cualidad de la emoción.

A los seres humanos nos atrae el sonido de una voz. Hay una tendencia a atribuir cualidades sexuales al escuchar una voz. Por ejemplo ante los hombres con voz grave, las mujeres suponemos que es más atractivo, musculoso que si se tratara de una voz más aguda.

Cabe destacar que el oído es el único sentido que se mantiene alerta mientras dormimos para advertirnos de algún peligro. Por eso en muchas ocasiones nuestros sueños están relacionados con los sonidos que oímos cuando dormimos.



TACTO

El tacto es el sentido que nos mantiene en constante relación con el entorno, puesto que mientras la vista depende de los ojos, el oído de los órganos auditivos, el olfato de la nariz y el gusto de la lengua, el tacto en cambio se extiende por nuestra piel cubriendo todo el cuerpo.

Sin embargo no todo nuestro cuerpo percibe las sensaciones de la misma manera, hay zonas que son más sensibles que otras. Por ejemplo en nuestras manos y las yemas de los dedos la sensibilidad es mayor que en otras partes como las piernas o la espalda.

Es importante en este sentido el papel que juega la sugestión, si estamos concienciados de que algo nos va a doler, nos dolerá. Esto lo hemos apreciado claramente en el vídeo cuando a dos grupos de personas se les aplica descargas eléctricas de igual intensidad. Previamente a uno de los grupos se les suministraba un caramelo haciéndoles creer que era un analgésico, mientras que al otro le dieron una pastilla que supuestamente aumentaba el dolor. Observamos que el segundo grupo parecía sufrir más dolor con las descargas, ya que estaban concienciados de que les iba a doler con la supuesta pastilla que tomaron previamente.

Resulta interesante cómo el tacto tiene la capacidad de provocar cambios hormonales como en las endorfinas, que son las hormonas responsables de aumentar la alegría y disminuir el dolor. Con el contacto físico con otras personas, se aumenta la producción de esta hormona natural.