miércoles

Sentidos


Nigel es el protagonista de todos los vídeos que hemos visto en clase sobre los sentidos. Observamos que al principio de cada video realiza una comparación de los sentidos entre los animales y los seres humanos, después pasa a analizarlos explicando cómo funcionan nuestros órganos sensoriales ante determinados estímulos y por qué ejercen tanta fuerza sobre nosotros y por último ofrece una serie de experimentos donde pone a prueba la eficacia de los sentidos.
A continuación pasaremos a hacer una recopilación de la información recogida en clase sobre cada sentido. Comenzaremos por el olfato:

OLFATO

En el sentido del olfato resulta ridículo comparado con otros animales, puesto que en los humanos la expresividad facial prevalece. Nuestra nariz es más pequeña por lo que los receptores del olfato son menos numerosos, mientras que en otros animales como los perros poseen un hocico muy grande y desarrollado.

El olfato es una herramienta útil que nos ayuda a mantenernos alerta ante situaciones peligrosas. No todas las personas toleramos los olores de la misma manera, conforme vamos creciendo nuestra sensibilidad respecto a un olor va cambiando. Resulta interesante cómo a los bebes no les desagrada ningún olor. Además según nuestras experiencias vividas los olores nos hacen sentir bien o mal influyendo en nuestro estado de ánimo.

Con esto podemos deducir que el sentido del olfato está completamente vinculado con las zonas del cerebro donde se estimulan las emociones, es decir, con el sistema límbico.

Como ya hemos dicho,  un mismo olor afecta a las personas de forma distinta. El experimento que podríamos llevar a cabo respecto a eso es comparar la reacción ante un mismo olor en bebés y en adultos.




GUSTO

Los humanos poseemos un sentido del gusto muy variado ya que solemos comer de todo. De pequeños no somos muy tolerantes a los sabores amargos porque están relacionados con plantas venenosas.

Este sentido también está vinculado a nuestras experiencias: cuando comemos algo que no nos sienta bien lo evitamos porque nos produce rechazo. El cerebro asocia la comida y la sensación que nos produjo repugnancia evitando que nos suceda otra vez lo mismo.

El olfato también juega un papel importante en el sentido del gusto. Para distinguir los sabores utilizamos el sentido del gusto, sin embargo, el sentido del olfato está estrechamente ligado a la identificación de sabores. El centro del gusto y del olfato combina su labor para identificar qué alimento tenemos en la lengua. Por ejemplo, cuando tenemos la nariz congestionada no saboreamos la comida como lo hacemos habitualmente.

Como experimento podemos pintar nuestra lengua para observar nuestras papilas gustativas. Un supercatador es una persona que posee un gran número de papilas gustativas en su lengua y por eso mismo tiene una mayor intensidad del gusto.



OÍDO

El sentido de la audición está comprendido por el oído y conforma los órganos de equilibrio y audición.

Es uno de los sentidos que más afecta a nuestras emociones. Esto podemos apreciarlo en una actividad tan cotidiana como escuchar música, resulta increíble cómo una canción puede cambiar automáticamente nuestro estado de ánimo. Factores como el ritmo y el volumen de la canción intervienen, ya que condicionan la cualidad de la emoción.

A los seres humanos nos atrae el sonido de una voz. Hay una tendencia a atribuir cualidades sexuales al escuchar una voz. Por ejemplo ante los hombres con voz grave, las mujeres suponemos que es más atractivo, musculoso que si se tratara de una voz más aguda.

Cabe destacar que el oído es el único sentido que se mantiene alerta mientras dormimos para advertirnos de algún peligro. Por eso en muchas ocasiones nuestros sueños están relacionados con los sonidos que oímos cuando dormimos.



TACTO

El tacto es el sentido que nos mantiene en constante relación con el entorno, puesto que mientras la vista depende de los ojos, el oído de los órganos auditivos, el olfato de la nariz y el gusto de la lengua, el tacto en cambio se extiende por nuestra piel cubriendo todo el cuerpo.

Sin embargo no todo nuestro cuerpo percibe las sensaciones de la misma manera, hay zonas que son más sensibles que otras. Por ejemplo en nuestras manos y las yemas de los dedos la sensibilidad es mayor que en otras partes como las piernas o la espalda.

Es importante en este sentido el papel que juega la sugestión, si estamos concienciados de que algo nos va a doler, nos dolerá. Esto lo hemos apreciado claramente en el vídeo cuando a dos grupos de personas se les aplica descargas eléctricas de igual intensidad. Previamente a uno de los grupos se les suministraba un caramelo haciéndoles creer que era un analgésico, mientras que al otro le dieron una pastilla que supuestamente aumentaba el dolor. Observamos que el segundo grupo parecía sufrir más dolor con las descargas, ya que estaban concienciados de que les iba a doler con la supuesta pastilla que tomaron previamente.

Resulta interesante cómo el tacto tiene la capacidad de provocar cambios hormonales como en las endorfinas, que son las hormonas responsables de aumentar la alegría y disminuir el dolor. Con el contacto físico con otras personas, se aumenta la producción de esta hormona natural.